Siempre es un desafío versar sobre la estación maldita de los poetas, la que desnuda el alma y expone los sentimientos al inicio del ocaso de la vida y de los sueños. Otoño de lluvia triste en los ojos y terrosos colores de muerte en cálidos ocres de todos los tonos. Y con el adiós de una madre, otoños de ausencia y añoranza sin retorno. En este poema, el otoño es cuando poeta, hijo y hermano se funden en uno para gritar «te extraño» a quien ya se ha ido. Y entre versos y recuerdos en permanente diálogo, caen vencidas las hojas como caeremos nosotros. Sobrevivirán nuestros genes, pero lo harán en otros. Y en un otoño emocional donde las heridas ya no curan y renacerán las hojas caídas, pero no serán las mismas. Marca: Não Informado