Jesús nos dice: «Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros». De hecho, Jesús nos amó de la manera más perfecta que se puede amar a un semejante. Él fue capaz, en nombre del amor, de renunciar a toda Su gloria y majestad, llegando a ser un siervo humilde. También, como prueba de amor, fue capaz de entregar la propia vida, cargando en la cruz la vergüenza de nuestro pecado. Y aún más, movido por amor, renunció a los propios intereses con el fin de luchar por nosotros, e intercede todavía en nuestro beneficio. Por causa del gran amor con que nos amó, Jesús es capaz de actuar con misericordia frente a nuestras debilidades; es capaz de perdonar nuestros pecados reincidentes. Movido por el amor, compartió con nosotros Su vida abundante, y dividió con nosotros Su herencia eterna en la gloria todo hizo por amor a nosotros.Y nosotros, por amor a Cristo, ¿qué estamos dispuestos a hacer? Por supuesto, muchas respuestas a esa pregunta vienen a nuestra mente, pero nada será mejor que mostrar la misma actitud amorosa en favor de nuestros hermanos, porque ésta es la voluntad de Cristo Jesús: «como yo os he amado, que también os améis unos a otros». Si, de verdad, amamos al Señor, ese amor debe ser expresado por el bien que podemos hacer los unos a los otros.Con esta serie de lecciones sobre la mutualidad cristiana pretendemos llevarte a ti, estudiante de la Palabra, al deber y al placer de cumplir los mandamientos del Señor Jesús, por medio de ejemplos prácticos.
Marca: Não Informado