«Morir cada noche no me daba miedo»Morir cada noche no me daba miedo. Era placentero. Un des-canso de la consciencia. El último y refinado placer del día.Si lo anunciara en un cartel, indicaría: «No molesten, cerradohasta mañana».Es balsámico saber que, en unos minutos, cada uno de tusproblemas se van a desmoronar por un precipicio que será laantesala de un descanso reparador. De una muerte a tiempoparcial.Hasta que la vida decide cambiar el guión y hace saltar porlos aires lo que había construido con esmero en los últimoscinco años. Marca: BIBLIOMANAGER