Aunque esta novela tiene como soporte la historia y cuenta la vida de un personaje real, no es otra cosa que una fábula. La picaresca, el disparate, el choteo, el pastiche, la parodia son algunos de los muchos recursos a los que el autor echa mano para intentar, desde una mirada seboruqueana, entregarnos un fresco hilarante de la Cuba de finales del siglo XIX y principios del XX, y muy especialmente de la ciudad de Matanzas, nombrada, Atenas de Cuba, pero también, la ciudad dormida, y a la que Seboruco pretendió siempre sacar de su letargo. Se decía por entonces que donde estaba Seboruco, el rey del disparate, se establecía el imperio de la risa. El autor, a la vez que rinde homenaje al autotitulado escritor público Antonio Hernandez Alemán el famoso Seboruco, pretende, a través del escribano de La Vigía, Fedro Sardiñas, saldar sus cuentas si ello fuera posible con la ciudad que los reinventa. Marca: BIBLIOMANAGER